Los brazos de mi madre

Los brazos de mi madre.

Recuerdo hace tiempo, no hace tanto, un día con el corazón roto, después de una de esas desilusiones amorosas, de esas que se viven en los veinte y tantos. Entre lágrimas y sollozos, entre lamentos y confusiones, solo había una cosa que mi corazón me pedía a gritos y decía: Quiero a mi mamá.

Hoy que me he puesto a recordar ese sentimiento profundo que dentro del dolor sentía, en la distancia ya que me encontraba en otra ciudad, el único confort y consuelo que mi alma pedía era el de mi bella madre.  Mientras lloraba, lo único que hice fue esperar a que amaneciera para poder llamarle por teléfono, para poderle decir: “Mamá, me han roto el corazón, ahora ¿Qué hago?”. Quería escuchar su voz y quería que me escuchara a mí.  Quería los brazos de mi madre.

Este sentimiento es uno que conocí desde que era muy pequeña, el querer correr a los brazos de mi mamá, llorar en su regazo, decirle que me duele y que me ayude a sanarlo. Poco a poco esos dolores se han hecho más complejos, más profundos, algunos hasta existenciales, pero mi mamá siempre ha estado ahí, para al menos darme la certeza que no estoy perdiendo la cabeza.  Porque esa es mi mamá: la definición de permanencia.

Los brazos de una mamá, los brazos de mi mamá ahí donde se recargan fuerzas, donde se recupera el aliento y se pueden secar lágrimas. Donde existe ese abrazo en silencio que se necesita cuando el mundo parece inmenso y me siento muy pequeña para existir dentro de él. Donde se aprende a ser valiente después de caerse y a donde también se va a festejar y celebrar los sueños realizados.

Creo que nunca he conocido un amor igual al de mi mamá, y he caído en cuenta que tenían razón cuando decían que no existe nada más grande que el amor de una.

Considero que ser mamá es una de las labores más complejas de esta vida, sin ser una he podido presenciar la magnitud de dicha responsabilidad a través de la trayectoria de la mía: 4 hijas y sigue cuerda. Más de media vida siendo madre, y sigue teniendo magia, y esa magia inconmensurable que resuena dentro de quien tiene la fortuna de poderla presenciar.

Me siento afortunada de tener la madre que tengo, porque sin su constancia creo que yo no estaría donde estoy el día de hoy, no estaría aquí, escribiendo en este blog sobre ella.

Mi mamá es una de las personas que me ha inspirado en mi camino, es quien entiende mi compleja personalidad y distintos oficios. Quien conoce mis silencios, mis batallas internas y mis mayores anhelos. Es mi amiga eterna y sé que a pesar de que transcurra el tiempo, siempre necesitaré los brazos de mi madre.

Feliz día de las madres.

Con amor,

La poetisa viajera, Miroslava.

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