Vicio
Lo nombré Vicio y lo describo como enigma.
El deseo de querer penetrar sus pensamientos era incontrolable. El que me invitara a conocer la historia de sus cicatrices y acariciarlas con las yemas de mis dedos generaba magia dentro de mí, un inexplicable sentimiento.
Era tímido, pero de vez en cuando me daba una probada de su fragmentado cosmos, era adentrarme a un universo que contenía música, letras y penas. Cualquier poeta hubiera querido perderse y sumergirse dentro de ahí por un largo tiempo.
Cada día era un verso distinto.
Había días que en sus ojos era como si llevase destellos de luz de luna, con su mirada mi piel se iluminaba provocando que mi cuerpo bailara al ritmo que llevaba dentro de su corazón.
Sus ojos eran para mí la completa perdición de los sentidos.
Me envolvió en una melancolía incierta, siempre me invaden los recuerdos de su aroma
Sus labios tenían la costumbre de pronunciar los versos más tristes y románticos. Una combinación de dulzura y amargura, un manjar de palabras.
Me quise colar en su mente, quedarme ahí un rato navegando.
Me hizo sentir en un sempiterno intercambio de emociones y pensamientos.
Hace tiempo no tenía la cabeza tan revolucionada. El alma tan expuesta, tan vulnerable.
No sé si el pensara en mí, pero él se ha quedado anidado a mi corazón,
No sé cuándo vuelva a verle, pero su esencia es inolvidable.
Él era calma y yo un desastre natural
Él se llamaba vicio y sigue siendo un enigma para mí.
Con amor,
Miroslava.
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