Tomando un café, de sorbo en sorbo, mientras saboreo la intensidad de la cafeína, en cada trago, repentinamente llegan a mi mente los aromas de tu memoria, tus manos rozando mi piel suavemente, la inmensidad que existe en tus ojos. Me pides decirte que te amo y solo te puedo decir — Tienes sabor a poesía— te digo— Eres cien poemas convertidos en cuerpo, alma y sangre. Tu piel es lo más rico que he probado, que tus labios son un manjar para mi lengua, que quiero escribir sobre tu cuerpo, y dejarte los versos apasionados que me has inspirado—. Y que eso, eso para mí es amarte, describirte como arte, como una estrofa jamás escrita, como un cosmos no explorado, inmenso cielo, nube inalcanzable, paraíso prohibido.
Con amor,
Miroslava.
Deja un comentario